Nueve Meses

La última publicación en mi blog, fue hace nueve meses. El artículo trata sobre la obediencia y el hábito que debemos practicar ante la situación de la pandemia provocada por el Coronavirus o COVID 19. Son nueve meses en los que pienso que vale la pena hacer una evaluación personal de cómo nos ha tocado vivir este tiempo. Si lo piensas por un momento y, de hecho, solo el acto de darte cuenta que estas con vida para hacerlo, podrías decir que es un milagro. Y lo digo de esa manera ya que todos, de uno u otra forma conocemos a alguien que ha padecido de la enfermedad y ha estado hospitalizado, o por lo menos tuvo sospechas de que estaba enfermo por haber tenido síntomas de la enfermedad. De la misma manera, conocemos a más de alguna persona que ha tenido que lamentar la muerte de un familiar o de un ser querido. Probable tu que estas leyendo este artículo habrás vivido en carne propia esa situación. Si es así, permíteme expresarte mi solidaridad.

Esta crisis nos tomó a todos por sorpresa. Creo que la humanidad con el avance y desarrollo que lleva en estos tiempos, nunca pensó que este tipo de situaciones podrían ocurrir. Quizá estábamos muy confiados. En este momento existen más de 76.5 millones de casos confirmados y casi 1.7 millones de muertes a nivel mundial por los registros oficiales conocidos, ¿Y aquellos casos que no conocemos o que no quedaron registrados, cuantas cifras sumaran? En verdad es aterrador de solo pensarlo.

Ante toda esta situación, decía en un principio, es necesario que hagamos una evaluación muy íntima de lo que todo esto significa para nosotros, aquellos que tenemos la dicha de estar vivos. Hemos llegado a un fin de año, un tiempo de tribulaciones. Han pasado varios meses en los cuales la humanidad ha sido puesta a prueba una vez más. Hemos experimentado encierros, restricciones, limitaciones, emociones encontradas, hemos sufrido y llorado, se perdieron empleos, se cerraron empresas, se extinguieron las esperanzas para muchos, hemos sentido la soledad, la impotencia de no poder abrazarnos, el desgano y la desidia de muchos.

Sabes, es curioso pensar que han pasado nueve meses, número que me llama poderosamente mi atención. Pienso que es un numero esperanzador y te digo por qué; así como un bebe pasa dentro del vientre de su madre, creciendo, alimentándose, desarrollándose, formándose, preparándose para ver la luz, así nosotros hemos estado en gestación, preparándonos para salir a la luz, para ver un mundo de una manera diferente.

Debemos aprender a darle sentido a nuestra vida, proporcionándole esperanzas, pensando de una manera positiva, siendo solidarios con aquellos que sufren, compartiendo con aquellos que necesitan, valorando el tiempo que tienes. Es un tiempo de nuevos comienzos, de pasar la pagina y comenzar a escribir una nueva. Tiempo de mantener en nuestras mentes y corazones a aquellos que se nos fueron, de honrar su memoria siendo personas diferentes. Que el tiempo que compartimos con ellos, haya valido la pena.

La ciencia ha estado luchando una batalla contra el tiempo para encontrar una cura, ya existen vacunas que han ido demostrando su eficacia en un buen porcentaje, algunas ya están siendo aplicadas con la esperanza que la enfermedad sea detenida y erradicada. ¿La pregunta es si podrán ser ciento por ciento eficaces, cuanto tiempo durara su protección? Son preguntas que aun no tenemos una repuesta certera. Mientras esa interrogante es respondida, hagamos lo que nos corresponde. La obediencia ante regulaciones para evitar los contagios, los nuevos hábitos que debemos haber adoptado deben ser parte fundamental del éxito. Que mas debemos esperar, que más se puede pedir.

Mi mensaje para este tiempo de navidad es que no perdamos la fe ni la mirada en la estrella de Belén. Mira que estamos por conmemorar el nacimiento de aquel niño que pasó nueve meses dentro del vientre de su madre, un hermoso niño que traería a la humanidad la esperanza perdida, el perdón inalcanzable y el amor incondicional.

Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.

Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: !Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!

Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho. (Mt. 1.18-25)

 

y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón… en esta pandemia a muchos se les cerraron las puertas y no había lugar para continuar con sus vidas normales… Dios siempre buscara en donde anidar, en aquellos que abran el corazón

he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor… en la pandemia muchos no encontraron quien les tendiera una mano de salvación… Dios siempre estará a tu lado para ayudarte y tender sus brazos.

…. Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón… Guarda en tu corazón todo lo que has vivido en esta pandemia, El Señor dará respuesta en su momento y te sorprenderá.

Feliz Navidad

 

Coronavirus: Obediencia y Hábito


Todos sabemos de una u otra manera lo que es el nuevo coronavirus nombrado como COVID-19. Un virus que mantiene en vilo a todo el planeta y que está poniendo a prueba las capacidades de los gobiernos, entidades de salud y a las personas mismas.

A través de las diferentes noticias que día a día van saliendo a la luz, vamos conociendo el alto grado de propagación que este virus trae con sigo. Un virus que ha venido para quedarse y su permanencia y letalidad será tanta en la medida que cada uno de nosotros así lo permita.

Existen varios factores claves que harán que este virus se vuelva menos contagioso y por supuesto, menos letal. Lo resumo en dos palabras. Obediencia y hábito.

Obediencia: A muchas personas les cuesta ser obedientes y mucho menos observar o seguir las reglas, las cuales han sido creadas para regir y ordenar la vida de las personas. El ser obedientes, especialmente en estos tiempos de coronavirus, es una obligación y una responsabilidad que debemos asumir de forma madura, consiente e inmediata ante las medidas que las autoridades de salud y gobiernos están imponiendo en torno a esta pandemia. Si te dicen que te quedes en casa y que no salgas a la calle sin necesidad, simplemente hazlo. Con ello previenes que puedas contraer el virus y contagiar a los demás. Se que es simple decirlo, difícil hacerlo. Esta medida es básica, quizá un tanto incomoda, pero necesaria. Existirán excepciones y necesidades para salir, como ir a comprar tus alimentos, medicinas etc. Pero que sea la excepción. No tomes esto a la ligera no es juego o vacación. Esta situación es seria y requiere de todo tu sacrificio, esfuerzo, sentido común y sensatez.

Habito: Es necesario un cambio de habito, especialmente en nuestra higiene. Las recomendaciones están dadas. El lavado de manos constante y riguroso por mas de 20 segundos con agua y jabón mantendrá tus manos libres de bacterias. Evita tocarte el rostro, boca y ojos. Utiliza pañuelos de tela o desechables para toser o estornudar y si no tienes en el momento cubre tu boca con tu antebrazo. Si tienes gripe utiliza mascarilla y procura solicitar una incapacidad y quédate en casa reposando. Si tienes otros síntomas como fiebres y dificultad para respirar llama al teléfono de emergencias en tu localidad. De ser posible lleva siempre contigo alcohol gel en un frasco y limpia tus manos después que han entrado en contacto con objetos públicos como pasamanos, manecillas, agarraderas, etc.

Aprovechemos este tiempo para unirnos, ser responsables y solidarios con los necesitados. Pidamos a Dios que nos bendiga y oremos por una pronta recuperación de aquellos que han sido contagiados o que han perdido sus seres queridos para que encuentren la fortaleza que necesitan. Si somos obedientes, cambiamos nuestros hábitos y confiamos en la sabiduría de los gobiernos y entidades de salud, pronto pasaremos esta prueba, seremos mejores personas y cuidaremos del planeta.

Animo, saldremos adelante.