La Confianza

Son muchas (demasiadas) las noticias que a diario vemos en los medios informativos respecto a homicidios en todo el mundo. Es verdaderamente impresionante la cantidad de personas que fallecen todos los días a manos de la delincuencia. En mi país El Salvador no es la excepción. Los salvadoreños nos levantamos desayunándonos una buena ración diaria de noticias que expresan la cantidad de violencia que envuelve esta nación. Los datos oficiales del recién pasado año (2015) indican que en octubre ocurrieron 676 homicidios y se dieron 22.7 asesinatos en promedio. En el mes de septiembre se presentaron 685 muertes violentas con un promedio diario de 22.8. En agosto, catalogado como el mes más violento se produjeron 918 homicidios, el promedio es de 24.3 diarios. A esto habría que sumar otra cantidad de personas que todos los días desaparecen y que no forman parte de las estadísticas, sino hasta que son encontradas sin vida. Con el pasar de los días nos damos cuenta que esta situación de violencia no se detiene ni mucho menos termina. Por el contrario va en aumento. Nuestra autoridades se ven minimizadas en su esfuerzo por combatir esta barbarie en la que estamos envueltos. El temor de salir a la calle crece pues no sabemos si nosotros iremos a formar parte de esas estadísticas. Claro está que una buena cuota de prudencia debe rodear nuestra existencia diaria y poner en práctica medidas que nos permitan disminuir nuestra exposición a este ambiente inhumano de violencia.

El salvadoreño común, honesto y honrado muy poco puede hacer para acabar con la delincuencia. Le corresponde guiar y educar correctamente a sus hijos, respetar las leyes, salir a trabajar honestamente y contribuir a promulgar un ambiente de armonía y de paz. El que se levanta todos los días en busca del sustento diario le queda solamente encomendarse a Dios y salir confiando. 

Personalmente creo que la angustia y el temor se debe en parte a la falta de confianza. Las personas debemos, ante las adversidades, buscar el sentirnos más tranquilos y confiados. Cuando en nuestro interior logramos confianza, la duda y el temor se ven disminuidos. Buscado algunas definiciones de la palabra confianza encontré lo siguiente:

Esperanza firme o seguridad que se tiene en que una persona va a actuar o una cosa va a funcionar como se desea. 
Seguridad en uno mismo o en las propias cualidades. 

Ánimo, decisión o valor para obrar. 

Quise escribir sobre el tema de La Confianza porque recientemente me compartieron un hermoso salmo que habla sobre esto, y cuando lo leí, sentí que era oportuno compartirlo, especialmente en estos momentos que vivimos los salvadoreños y otras personas en el mundo. Me refiero al salmo 27. 

En este hermoso salmo David pide al Señor que lo libre de sus violentos enemigos. Similar a los Salmos 9, 10 y 40 que comienzan con un himno de acción de gracias antes de la petición. El salmo 27 comienza con un canto de confianza (versículo del 1 al 6), seguido de una oración de liberación (versículos del 7 al 13). El versículo 14 no es parte del canto personal ni de la oración, pero invita a la congregación a unirse a su rey y esperar en el Señor. Primero David profesa que Dios libra de los enemigos (versículos del 1 al 3) y entonces habla de buscar a Dios en su santuario, ofreciéndole sacrificios que le honren como Rey (versículos del 4 al 6). La oración tiene dos partes: 

1. La petición a Dios de que no le abandone, sino que lo favorezca (versículos 7 al 10); y

2. Específicamente, le pide liberación (versículos del 11 al 13).

En lo personal me gusta mucho este salmo, creo que recordarlo a diario y decirlo como parte de una oración personal logrará crear en nosotros esa confianza que necesitamos. Quizá para muchos sería un tanto difícil aprendérselo de memoria en su totalidad, por lo que recomiendo es que lo leas completo unas cuantas veces, reflexionando en cada una de sus palabras y memorices solo una parte, los tres primeros versículos, los cuales puedas incluir en tu oración diaria. Al hacerlo, por añadidura, recordaras el resto. Aquí tienes los tres primeros versículos:

El SEÑOR es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida; ¿de quién tendré temor? 

Cuando para devorar mis carnes vinieron sobre mí los malhechores, mis adversarios y mis enemigos tropezaron y cayeron. 

Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque en mi contra se levante guerra, a pesar de ello, estaré confiado.

Lectura de Biblia en las Escuelas

Recientemente en mi país se ha vuelto a realizar un nuevo intento por incorporar la lectura de la Biblia en las escuelas con la idea de buscar una paliativa a la pérdida de valores, la cual es una constante que marca a muchos de nuestros jóvenes. En uno de los periódicos digitales locales se exponía la siguiente nota periodística la cual comparto: El diputado del PCN Antonio Armendáriz presentó esta mañana una petición para que el Ministerio de Educación incorpore en su plan educativo la religión como materia. A criterio de Armendáriz, la propuesta es parte de una solución para el auge de la delincuencia, ya que -a su juicio- la Biblia es una herramienta para el cambio de las futuras generaciones. "Se ha visto que en muchos penales dónde se incorpora la lectura de la Biblia se desarrolla un cambio y hoy son predicadores", remarcó el pecenista, quien destacó el trabajo de la religión en los últimos años. La iniciativa, denominada "Ley de Lectura de Biblia en escuelas", no es la primera de este tipo que se presenta en el pleno. El año pasado ARENA intentó -sin éxito- introducir la lectura religiosa en el plan educativo. Armendáriz aclaró que su propuesta surge como contraparte ante la eliminación de la materia de la currícula escolar: Moral y Cívica, a través de la cual se formaría a niños y jóvenes sobre las buenas prácticas y los valores. Por su parte, el diputado del FMLN Misael Mejía consideró que la propuesta debe ser discutida ampliamente para no generar problemas de creados por la versión de Biblia que sea implementada. De la misma opinión es la diputada de ARENA, Margarita Escobar, quien expresó que la propuesta tendrá que ser analizada en la Comisión desde diferentes vertientes a fin de que se incorporen otras medidas integrales. La pieza de correspondencia tendrá que ser estudiada por los diputados para definir la comisión encargada para su análisis. Aquí el link de la nota 
http://www.lapagina.com.sv/nacionales/113779/2016/01/14/Proponen-lectura-de-la-Biblia-en-escuelas

Antes que nada debo aclarar a los lectores que mi pretensión no es introducir temas políticos en este Blog, sino más bien, reflexionar sobre lo delicado que puede ser el tema de incorporar la lectura de la Biblia en las escuelas. Si se pusiera en práctica esta ley, no me preocuparía el debate sobre la versión a escoger (si corresponde a la biblia católica o a la protestante) porque al final se puede llegar al acuerdo de utilizar solo el nuevo testamento, el cual es común en ambas versiones y además este encierra todas las enseñanzas de Jesús sobre el amor, el perdón, la paz, la justicia y el hacer el bien a los demás, valores que estamos necesitando con urgencia en nuestro sufrido país. Mi preocupación más bien, es sobre quien o quienes serían los encargados de su interpretación, pues no basta solo la lectura, sino más bien, que se escojan personas que estén lo suficientemente preparadas y que  puedan interpretarla y transmitir las enseñanzas de una manera objetiva, sin adulterar la Palabra y sin ninguna clase de vicios ocultos.

El interpretar la Biblia y transmitir sus enseñanzas no es solo de “soplar y hacer botellas” como dice un dicho popular, incluso el soplar y hacer botellas requiere del uso de una técnica adecuada, enseñanza y preparación junto con largas horas de práctica para llegar a ser un maestro. Hasta en la misma Biblia encontramos pasajes sobre la importancia de tener alguien que interprete la Palabra, por ejemplo en el libro de Los Hechos de Los Apóstoles en el capítulo 8 versículos del 27 al 29 encontramos lo siguiente: “…y he aquí, había un eunuco etíope, alto oficial de Candace, reina de los etíopes, el cual estaba encargado de todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar. Regresaba sentado en su carruaje, y leía al profeta Isaías. Y el Espíritu dijo a Felipe: Ve y júntate a ese carruaje. Cuando Felipe se acercó corriendo, le oyó leer al profeta Isaías, y le dijo: ¿Entiendes lo que lees? Y él respondió: ¿Cómo podré, a menos que alguien me guíe? E invitó a Felipe a que subiera y se sentara con él”. El etíope de esta narración pudiera representar a tantos jóvenes y personas que hoy en día conocen poco o nada de la Biblia y de lo que esta enseña, requiriendo de personas instruidas y preparadas como Felipe para que ayuden a la enseñanza de la Palabra.

Es necesario además dejar claro que la enseñanza de la Palabra y de los valores, no solo es responsabilidad de los gobiernos, sino también de los padres de familia, los cuales deben desde el seno del hogar educar a los hijos especialmente cuando están pequeños para que cuando sean grandes no olviden y practiquen la buena fe y la buena convivencia. En el libro de los proverbios, capítulo 6, versículos del 21 al 23 encontramos: “Hijo mío, guarda el mandamiento de tu padre, y no abandones la enseñanza de tu madre; átalos de continuo en tu corazón, enlázalos a tu cuello. Cuando andes, te guiarán; cuando duermas, velarán por ti; y al despertarte, hablarán contigo. Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza luz, y camino de vida las reprensiones de la instrucción…”.


Por tanto, debemos aprender a velar y enseñar por lo valores en casa y no esperar a que nuestros gobernantes se vean desesperados buscando medidas de corrección, las cuales podrían verse frustradas en su aplicación por esos “estiras y encoges” con tintes políticos que cansan y desgastan mientras el tiempo pasa y nuestra juventud se pierde en una vorágine de pérdida de valores y derramamiento de sangre sin sentido.

Autor: Mario Gutiérrez

Habitantes en la Luna

Cuando mi pequeña hija comenzó su año escolar, entre sus primeras tareas fue la de crear un historieta de un científico. Ella sabe que me gusta crear historias y escribir, por lo cual me solicitó que le ayudará con su tarea y al hacerlo me basé en uno de sus sueños de vida. Siempre me ha dicho que cuando sea grande quiere ser astronauta e ir a la Luna y crear el oxígeno en ella para que pueda ser habitada. He aquí la historia:

Habitantes en la Luna
Karloff Page era un científico Escoses. Un día se puso a pensar que ya no cabíamos en la Tierra por lo cual teníamos que buscar otro planeta en donde habitar. Se recordó que el lugar más cercano a la Tierra era la Luna, pero esta no tenía las condiciones básicas para vivir en ella especialmente porque le falta el oxígeno para poder respirar. Entonces, se propuso el mayor reto de su vida: “Crear oxígeno en la Luna”.
Para ello se puso a pensar y recordó que las plantas producen oxígeno a través de la fotosíntesis.
Entonces consiguió todas las macetas que pudo y en ellas plantó varias semillas que al crecer se convertirían en árboles gigantescos y frondosos los cuales producirían mucho oxígeno.
Cuando las semillas comenzaron a germinar, Karloff dispuso que ya era el momento oportuno para viajar a la Luna. Sacó todos sus ahorros del banco y compró muchos boletos para los viajes que haría. Llegada la fecha del primer vuelo empacó sus maletas, juntó todas las macetas y con ellas llevó un soplete. Al llegar a la Luna, distribuyó las macetas en diferentes lugares, tomó un trozo de hielo (se dice que en la Luna lo hay) y lo derritió con el soplete, con ello pudo regar las pequeñas plantitas que habían crecido en las macetas. Karloff viajó varias veces a la Luna para regar sus plantas. Estas fueron creciendo con el tiempo y arraigándose cada vez más al suelo lunar convirtiéndose en arboles gigantescos, robustos y muy frondosos, los cuales comenzaron a producir mucho oxígeno. Esto permitió que muchas personas comenzaran  habitar la Luna… Y así fue como Karloff Page, creo el oxígeno en la Luna.

Les comparto esta historia porque detrás de ella hay una hermosa verdad. Es acerca de soñar y de la capacidad que tenemos en hacerlo, y no me refiero a los sueños que se producen al dormir, me refiero a los sueños de esas  aspiraciones que todos tenemos. Estos sueños se deberían producir motivados por los deseos de alcanzar metas, de obtener logros en la vida. Muchos sueñan con ser grandes estrellas del deporte, excelsos cantantes y actrices, grandes bailarines, reconocidos profesionales, otros con tener mucho dinero o quizá sueñan con adquirir una casa, formar una familia, conquistar a la persona de su vida. El soñar debería representar esa catapulta que todos necesitamos para lograr nuestras aspiraciones, nos debería de permitir fijar nuestros objetivos en la vida. Si soñamos y deseamos, nuestra vida se inspira y se motiva, nuestra fe crece y nuestras ganas de vivir se incrementan.

Martin Luther King Jr. En su discurso pronunciado el 28 de agosto de 1963, dijo su famosa frase: Yo tengo un sueño (I Have a Dream). Martin se refería a su deseo que en el futuro la gente de raza negra y blanca llegarían a coexistir en armonía y verse como iguales. A la fecha este sueño se cumplió.

Rick Warren (Pastor Evangélico) dice: “Hay personas comunes comprometidas con grandes sueños. Cuando te comprometes con un gran sueño, este saca algo de ti y te ayudará a ser más grande de lo que llegarías a ser de cualquier otra forma”.

Dios tiene grandes sueños para nosotros, mira lo que dice la Biblia en el libro de Jeremías 29:11 “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor —, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.”

El sueño de Dios para nosotros es personal. Sólo nosotros mismos podemos cumplir el propósito que Dios ha planeado para nosotros.

Por tanto les invito a que no dejen de soñar. Lo mismo le digo a mi hija, la motivo a que siga soñando y que cumpla con uno de sus sueños: ser una astronauta y que cuando llegue a la Luna lleve muchas plantitas para que las siembre en la Luna y que estas puedan producir mucho oxígeno para poder habitarla.


Dedicado con todo mi amor y cariño a mi hija Daniella

Autor: Mario Gutiérrez


Digan lo que Digan!

Recientemente tuve la oportunidad de volver a escuchar la reconocida canción “Digan lo que Digan” la cual fue interpretada por primera vez en 1968 por el cantante español Raphael, cuya letra es autoría del cantante y compositor de origen también español, Manuel Alejandro.

Aquí la letra de la canción:
Más dicha que dolor hay en el mundo
más flores en la tierra que rocas en el mar
hay mucho más azul que nubes negras,
y es mucha más la luz que la oscuridad.

Digan lo que digan, digan lo que digan, digan lo que digan, los demás!

Son muchos, muchos más los que perdonan
que aquellos que pretenden a todo condenar.
La gente quiere paz y se enamora
y adora lo que es bello nada más.

Digan lo que digan, digan lo que digan, digan lo que digan, los demás!

Hay mucho, mucho más amor que odio.
Más besos y caricias que mala voluntad.
Los hombres tienen fe en la otra vida
y luchan por el bien, no por el mal.

Digan lo que digan, digan lo que digan, digan lo que digan, los demás!

Han pasado 47 años desde que se estrenó esta canción y si hago una comparación de lo que su letra dice con la situación que vive nuestro mundo, me lleno de asombro y pienso: - En tan solo cuatro décadas la humanidad se ha degradado notablemente. Pareciera que hoy en día es más el dolor que la dicha, que son menos los que perdonan y más los que esclavizan, que hay más odio que amor y que la mala voluntad sobrepasa al amor y a las caricias. Pareciera que los hombres han perdido la fe y la esperanza, y que el mal triunfa sobre el bien-. Pero me niego a pensar que esto es así. Quiero en verdad creer que somos muchos más los que deseamos la paz, que somos más los que nos enamoramos y adoramos lo que es bello. Quiero pensar que somos más lo que valoramos la vida que la muerte. Pienso que en este mundo en que vivimos se aplica la famosa ley de Pareto: “El 20% de las personas no tienen fe y causan el 80% de la desesperanza”.

Amados hermanos ya es tiempo que despertemos del letargo que nos tiene esclavizados y sumergidos. Ya no seamos cristianos inertes. Como verdaderos hijos de Dios debemos actuar. El mundo está necesitado de amor. A las personas les hace falta una dosis de paz. Seamos pues imitadores de la persona de Cristo, quien vino a amar y no a odiar, quien vino a perdonar y no a condenar.

Ya es tiempo de abrir nuestras puertas y salir de la oscuridad a la luz. Ya es tiempo de comenzar a demostrar amor no importando que te critiquen los demás, aunque la ley y los parámetros del mundo en que vivimos indiquen lo contrario. Simplemente hagámoslo y de ahora en adelante tan solo perdona, digan lo que digan. Ríe, digan lo que digan. Baila, digan lo que digan. Da al que necesita, digan lo que digan. Visita al enfermo, digan lo que digan.

Tan solo ama, digan lo que digan!

Autor: Mario Gutierrez

Descifrando las Claves Secretas del Enemigo

Durante el desarrollo de las contiendas o batallas militares tanto en tiempos antiguos (siglo v a.C.) como en los contemporáneos (Primera y Segunda guerra mundial) el uso de mensajes secretos u ocultos fue de gran valor. Con ellos se lograba enviar información crítica entre miembros de un mismo bando que permitía compartir fechas y lugares de los ataques, blancos a destruir, etc. Dada la importancia de dichos mensajes, estos no podían caer en manos del oponente porque daba la oportunidad de prepararse y contrarrestar al enemigo llevándolo a una derrota segura. Para ocultar el contenido de los mensajes se tuvo que emplear diferentes métodos y formas para lograrlo, es así como se desarrolló la ciencia de la Criptografía. En ella existen distintos métodos, en donde el más común es el cifrado. Esta técnica enmascara las referencias originales de la lengua por un método de conversión gobernado por un algoritmo que permita el proceso inverso o descifrado de la información.

En el combate espiritual también existe la manera de descubrir todos los mensajes ocultos o encriptados (cifrados) que el enemigo utiliza para atacarnos, así como poder descubrir quiénes son los miembros que componen su ejército. Me refiero al discernimiento espiritual. El Discernimiento es la habilidad de discernir, o sea, distinguir una cosa de la otra. En nuestro caso el discernimiento de espíritus es saber diferenciar un espíritu malo de uno bueno, es saber reconocer cuando un acto de alguien es positivo o mal intencionado, también se refiere a conocer la diferencia cuando una situación es de beneficio o dañina. Este discernimiento es un don que el Espíritu Santo nos da. “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas” (1ª.Co 12:7 -10).

Tenemos entonces que pedir este discernimiento al Espíritu Santo para que de acuerdo a su gracia nos lo de. No bastará con solo tenerlo, hay que desarrollarlo y fortalecerlo cada vez más. La mejor manera de hacerlo es a través de la práctica del ayuno, la oración y la lectura de la Palabra. Un ejemplo de esto lo podemos apreciar en el inicio de la vida de predicación de nuestro Señor Jesucristo, cuando después de ser bautizado por Juan el bautista fue conducido por el Espíritu al desierto y por espacio de cuarenta días con sus noches, practicaba el ayuno y la oración. Esta práctica y disciplina le permitió a Jesús combatir con eficacia a Satanás y derrotar cada una de sus tácticas (Lc. 4:1-13). Nuestro Señor nos enseñaría esta misma práctica cuando le llevaron un joven que tenía un espíritu que lo perturbaba. “Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos. Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron. El les preguntó:

— ¿Qué disputáis con ellos?—

Y respondiendo uno de la multitud, dijo:

—Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo, el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron—

Y respondiendo él, les dijo:

— ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo—


Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre:

— ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? —

Y él dijo:

—Desde niño, y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos —.


Jesús le dijo:

— Si puedes creer, al que cree todo le es posible —.

E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo:

— Creo; ayuda mi incredulidad—

Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole:

—Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él—


Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndolo con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían:

—Está muerto —.

Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó. Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte:

— ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? —

Y les dijo:

—Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno” (Mc 9:14-29).

Ya antes de este suceso, los discípulos habían recibido de parte de Jesús el empoderamiento necesario para realizar la misión que a todos ellos les había sido encomendada. Expulsaban demonios, predicaba y sanaban a los enfermos (Mc 6:7-12). Ellos llevaron a cabo esta encomienda, pero se enfrentarían con una situación muy particular: no habían podido expulsar el demonio de aquel muchacho.

El espíritu que lo poseía era un demonio “sordo y mudo” como Jesús lo mencionaría. Por ambas características, este espíritu era muy diferente a los otros con los cuales los discípulos se habían tenido que enfrentar antes y ellos no pudieron expulsarle porque les faltó el discernimiento necesario para descubrir esas características y poder expulsarle. Cuando los discípulos le preguntaron a Jesús al respecto, vemos su respuesta —Este género de demonios con “nada” puede salir, sino con oración y con ayuno—. Si los discípulos hubieran discernido esto mismo hubieran sido efectivos expulsando al demonio en cuanto les llevaron al muchacho.

Como vemos, el discernimiento espiritual o de espíritus nos permite ver más allá de nuestros sentidos naturales. Con el podemos percibir y ver a los enemigos ocultos y sus actividades para poder combatirlas con eficacia. Al discernimiento podríamos llamarlo “un sexto sentido”.

Tomado de mi libro LISTO PARA VOLAR - UN LLAMADO A LA LIBERTAD.

Autor: Mario Gutiérrez

Una llamada Inesperada

Recientemente leí una noticia sobre el papa Francisco. En ésta se decía que el papa llamó a un italiano enfermo para consolarlo. El pontífice tiene la costumbre de llamar a personas enfermas y les dice ``Hola, soy el papa Francisco'' cuando atienden el teléfono. Según la publicación, el interlocutor, Franco Rabuffi, colgó dos veces pensando que se trataba de una broma. Al tercer llamado se dio cuenta de que era el pontífice y se quedó sin habla. Francisco le dijo a Rabuffi que le había resultado divertido, y los invitó a él y a su esposa a la audiencia pública del miércoles en la Plaza de San Pedro, donde los abrazó y les aseguró que había sido él quien lo había llamado.

Traigo a colación dicha noticia porque es sorprendente lo que este papa hace a diferencia de sus antecesores. Me recuerda las cosas que el mismo Jesús acostumbraba a realizar; por donde quiera que iba hacía llamados, a muchos los llamó por su nombre. Tal forma de llamar era tan impactante para algunos que terminaban siguiéndole motivados por una fuerza de atracción impresionante. Sabemos hoy, que esa fuerza no es nada menos que la presencia del Espíritu Santo. Jesús acostumbraba a recorrer muchos caminos y por donde quiera que pasaba dejaba su estela, una huella imborrable. Jesús al igual que ayer, sigue pasando hoy por nuestros caminos, frente a nosotros, llamándonos por nuestros nombres, invitándonos a seguirle, a estar con él, a convivir con él. Claro no lo podemos ver físicamente, pero ¿cómo lo hace? Lo hace a través de nosotros.

Nosotros tenemos esa presencia divina, la presencia del Espíritu Santo de Dios. Ya lo decía pablo: ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? (1ª Co. 3:16). Si cada quien fuera consiente de esa presencia en su interior y la alimentara cultivándola con el estudio de la Palabra de Dios y haciéndola vida, tal como el mismo Jesús la hizo; andaría por ahí sorprendiendo a todos, llamándolos por su nombre, tendiéndole sus mano para ayudar a aquellos que están enfermos, necesitados, encarcelados o hambrientos.

Nuestro mundo, nuestro país, la colonia en donde vivimos, nuestro lugar de trabajo, los círculos que acostumbramos frecuentar, todos ellos están llenos de personas con necesidades de afecto, atención y cariño. Nuestro mundo necesita de personas que al igual que Jesús y que Francisco, sorprenden a cada momento con sus acciones y llamadas de amor.

Este llamado es para todos, a que pongamos en práctica nuestro espíritu de solidaridad con el que lo necesita. Nuestro mundo lo requiere. Ya basta de tanto egoísmo, indiferencia y violencia. Aprendamos a sorprender a los demás llamándolos por sus nombres, abriendo nuestros brazos y con ello dando a conocer que sí se puede vivir y hacer de este lugar en donde estamos, un mundo mejor para vivir.

Autor: Mario Gutiérrez

Signos de la Resurrección

El primer día después del sábado, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, y vio que la piedra que cerraba la entrada del sepulcro había sido removida. 

Fue corriendo en busca de Simón Pedro y del otro discípulo a quien Jesús amaba y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto."

Pedro y el otro discípulo salieron para el sepulcro.

Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Como se inclinara, vio los lienzos tumbados, pero no entró. Pedro llegó detrás, entró en el sepulcro y vio también los lienzos tumbados. El sudario con que le habían cubierto la cabeza no se había caído como los lienzos, sino que se mantenía enrollado en su lugar. Jn 20:1-7

Reflexión: La resurrección de Cristo Jesús es el símbolo de amor y de victoria más grande de la humanidad. Jesús dio la vida por nosotros, por el perdón de nuestros pecados y por darnos la vida eterna. Pero esta resurrección sería en vano si nosotros no reconocemos el valor que ello tiene en nuestra vida de cristianos. Es necesario no solo morir con él, sino que además vivir con él. Y para poder vivir con él debemos ser parte de esta resurrección, ¿Cómo? Dando signos de resurrección. A continuación tres signos que debemos practicar:

1er. Signo: Despojarnos de nuestra vida pasada.
Los lienzos o envolturas del cuerpo. Estas se quedaron en el sepulcro. Representa el despojarnos del "hombre viejo"

Como ustedes saben, todos nosotros, al ser bautizados en Cristo Jesús, hemos sido sumergidos en su muerte. Por este bautismo en su muerte fuimos sepultados con Cristo, y así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la Gloria del Padre, así también nosotros empezamos una vida nueva. Una representación de su muerte nos injertó en él, pero compartiremos también su resurrección. Como ustedes saben, el hombre viejo que está en nosotros ha sido crucificado con Cristo. Las fuerzas vivas del pecado han sido destruidas para que no sirvamos más al pecado. Rm. 6:3-6

2º. Signo: Revestirnos con una nueva vida.
Se les pidió despojarse del hombre viejo al que sus pasiones van destruyendo, pues así fue su conducta anterior, y renovarse por el espíritu desde dentro. Revístanse, pues, del hombre nuevo, el hombre según Dios que él crea en la verdadera justicia y santidad. Por eso, no más mentiras; que todos digan la verdad a su prójimo, ya que todos somos parte del mismo cuerpo. Enójense, pero sin pecar; que el enojo no les dure hasta la puesta del sol, pues de otra manera se daría lugar al demonio. El que robaba, que ya no robe, sino que se fatigue trabajando con sus manos en algo útil y así tendrá algo que compartir con los necesitados. No salga de sus bocas ni una palabra mala, sino la palabra que hacía falta y que deja algo a los oyentes. No entristezcan al Espíritu santo de Dios; éste es el sello con el que ustedes fueron marcados y por el que serán reconocidos en el día de la salvación. Arranquen de raíz de entre ustedes disgustos, arrebatos, enojos, gritos, ofensas y toda clase de maldad. Más bien sean buenos y comprensivos unos con otros, perdonándose mutuamente, como Dios los perdonó en Cristo. Efe 4:22-32

3er Signo: Enseñar y Compartir.
Y les dijo: "Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se niegue a creer se condenará. Estas señales acompañarán a los que crean: en mi Nombre echarán demonios y hablarán nuevas lenguas; tomarán con sus manos serpientes y, si beben algún veneno, no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán sanos. Mc 16:15-18

Autor: Mario Gutiérrez

Como se Mide la Vida



La vida no se mide anotando puntos, como en un juego.
La vida no se mide por el número de amigos que tienes,
ni por cómo te aceptan los otros.

No se mide según los planes que tienes para el fin de semana
o por si te quedas en casa sólo. No se mide según con quién sales,
con quién solías salir, ni por el número de personas con quienes
has salido, ni por si no has salido nunca con nadie.

No se mide por las personas que has besado. No se mide por la
fama de tu familia, por el dinero que tienes, por la marca
de coche que manejas, ni por el lugar donde estudias o trabajas.

No se mide ni por lo guapo ni por lo feo que eres,
por la marca de ropa que llevas, ni por los zapatos,
ni por el tipo que música que te gusta.
La vida simplemente no es nada de eso.

La vida se mide según a quién amas y según a quién dañas.
Se mide según la felicidad o la tristeza que proporcionas
a otros. Se mide por los compromisos que cumples y las
confianzas que traicionas.

Se trata de la amistad, la cual puede usarse como algo sagrado
o como un arma. Se trata de lo que se dice y lo que se hace
y lo que se quiere decir o hacer, sea dañino o benéfico.

Se trata de los juicios que formulas, por qué los formulas
y a quién o contra quién los comentas. Se trata de a quién
no le haces caso o ignoras adrede. Se trata de los celos,
del miedo, de la ignorancia y de la venganza.

Se trata del amor, el respeto o el odio que llevas dentro de ti,
de cómo lo cultivas y de cómo lo riegas. Pero por la mayor parte,
se trata de sí usas la vida para alimentar el corazón de otros.

Tú y solo tú escoges la manera en que vas a afectar a otros
y esas decisiones son de lo que se trata la vida. Hacer un amigo
es una gracia. Tener un amigo es un don. Conservar un amigo
es una virtud. Ser un amigo es un honor y un privilegio.

Autor: (desconocido)

Los Triunfadores



A veces los triunfadores no son aquellos a los que todo el mundo aplaude y reconoce. No son los que construyeron grandes obras, dejaron constancia de su liderazgo o viajaron, en primera clase.

A veces los triunfadores no son los administradores geniales, ni los visionarios del futuro o los grandes emprendedores. Por ello, tal vez no los reconoceríamos en medio de tanto pensador, filósofo o tecnólogo, que supuestamente conducen a este mundo por la senda del progreso.

A veces el triunfador no es el negociador internacional, o el hacedor de empresas de clase mundial o el deslumbrante estadista que asiste a reuniones cumbre. No es el que se afana por exportar mucho, sino el que todavía se importa a sí mismo.

Porque el triunfador puede ser también el que calladamente lucha por la justicia, aunque no sea un gran orador o un brillante diplomático.

El triunfador puede ser igualmente el que venció la ambición desmedida y no fue seducido por la vanidad o el poder.

Es triunfador puede ser el que no viajó mucho al extranjero, pero que con frecuencia hizo travesías hacia el interior de sí mismo para dimensionar las posibilidades de su corazón.

Es el que quizás nunca alzó soberbio su mano en el pódium de los vencedores, pero triunfó calladamente en su familia y con sus amigos y los cercanos a su alma.

Es, quizá, el que nunca apareció en las páginas de los periódicos, pero sí en el diario de Dios; el que no recibió reconocimientos, pero siempre obtuvo el de los suyos; el que nunca escribió libros, pero sí cartas de amor a sus hijos y el que pensó en redimir a su país a través de la asfixiante aventura de su trabajo común y rutinario y aquel que prefirió la sombra, porque, finalmente, es tan importante como la luz.

A veces el triunfador no es el que tiene una esplendorosa oficina, ni una secretaria ejecutiva, ni posee tres maestrías; no hace planeación estratégica ni elabora reportes o evalúa proyectos, pero su vida tiene un sentido, hace planes con su familia, tiene tiempo para sus hijos y encuentra fascinante disfrutar de la hermosa danza de la vida.

A veces el triunfador no es el que pasa a la historia, sino el que hace posible la historia; el que encuentra gratificante convencer y no sólo vencer y el que de una manera apacible y decidida lucha por hacer de este mundo un mejor lugar para vivir.

El que sabe que aunque sólo vivirá una vez, si lo hace con maestría, con una vez le bastará.

A veces el triunfador no tiene que ser el que construyó grandes andamiajes y estructuras administrativas, pero supo cómo construir un hogar; no es el que tiene un celular, pero platica con sus hijos, no tiene e-mail, pero conoce y saluda a sus vecinos, no ha ido al espacio exterior, pero es capaz de ir hacia su espacio interior y sin haber realizado grandes obras arquitectónicas, supo construirse a sí mismo y fue, como dice el poeta, el cómplice de su propio destino.

A veces el triunfador suele ser Teresa de Calcuta, o Francisco de Asís o Nelson Mandela, o tal vez la enfermera callada, el obrero sencillo y el campesino olvidado, porque como personas triunfaron sobre la apatía o el desencanto y con su esfuerzo cotidiano establecieron la diferencia.

A veces el triunfador puede ser el carpintero pobre de un lugar ignorado, o una mujer sencilla de pueblo o un niño humilde que nació en un pesebre, porque no había para él lugar en la posada...


Por Rubén Núñez de Cáceres
De su libro: Para aprender la Vida

Lecciones del Jordán




(Josué 3: 1-17)

Muy de mañana,  Josué y todos los israelitas partieron de Sitín y se dirigieron hacia el río Jordán;  pero antes de cruzarlo,  acamparon a sus orillas. 2  Al cabo de tres días,  los jefes del pueblo recorrieron todo el campamento 3 con la siguiente orden: “Cuando vean el arca del pacto del Señor su Dios,  y a los sacerdotes levitas que la llevan,  abandonen sus puestos y pónganse en marcha detrás de ella. 4  Así sabrán por dónde ir,  pues nunca antes han pasado por ese camino.  Deberán,  sin embargo,  mantener como un kilómetro de distancia entre ustedes y el arca;  no se acerquen a ella." 5  Josué le ordenó al pueblo: “Purifíquense,  porque mañana el Señor va a realizar grandes prodigios entre ustedes." 6  Y a los sacerdotes les dijo: “Carguen el arca del pacto y pónganse al frente del pueblo."  Los sacerdotes obedecieron y se pusieron al frente del pueblo. 7  Luego el Señor le dijo a Josué: “Este día comenzaré a engrandecerte ante el pueblo de Israel.  Así sabrán que estoy contigo como estuve con Moisés. 8  Dales la siguiente orden a los sacerdotes que llevan el arca del pacto: Cuando lleguen a la orilla del Jordán,  deténganse.  " 9  Entonces Josué les dijo a los israelitas: “Acérquense y escuchen lo que Dios el Señor tiene que decirles." 10  Y añadió:  "Ahora sabrán que el Dios viviente está en medio de ustedes,  y que de seguro expulsará a los cananeos,  los hititas,  los heveos,  los ferezeos,  los gergeseos,  los amorreos y los jebuseos. 11  El arca del pacto,  que pertenece al Soberano de toda la tierra,  cruzará el Jordán al frente de ustedes. 12  Ahora,  pues,  elijan doce hombres,  uno por cada tribu de Israel. 13  Tan pronto como los sacerdotes que llevan el arca del Señor,  soberano de toda la tierra,  pongan pie en el Jordán,  las aguas dejarán de correr y se detendrán formando un muro." 14  Cuando el pueblo levantó el campamento para cruzar el Jordán,  los sacerdotes que llevaban el arca del pacto marcharon al frente de todos. 15  Ahora bien,  las aguas del Jordán se desbordan en el tiempo de la cosecha.  A pesar de eso,  tan pronto como los pies de los sacerdotes que portaban el arca tocaron las aguas, 16  estas dejaron de fluir y formaron un muro que se veía a la distancia,  más o menos a la altura del pueblo de Adán,  junto a la fortaleza de Saretán.  A la vez,  dejaron de correr las aguas que fluían en el mar del Arabá,  es decir,  el Mar Muerto,  y así el pueblo pudo cruzar hasta quedar frente a Jericó. 17  Por su parte,  los sacerdotes que portaban el arca del pacto del Señor permanecieron de pie en terreno seco,  en medio del Jordán,  mientras todo el pueblo de Israel terminaba de cruzar el río por el cauce totalmente seco.

Antes de aprender las lecciones que nos deja el cruce del Jordán, debes conocer algunas  de sus características.
El río tiene su inicio en la frontera septentrional (Norte) de Palestina en los lados del monte Hermón, y 150 millas (93 kilómetros aproximadamente) al Sur, el río termina en el Mar Muerto, también llamado el mar de la sal. Entre estos dos puntos, el mar de Galilea es una señal excepcional a través del cual fluye el río Jordán. Hay también ciertas características físicas del agua en sí misma. Pues el pequeño río nace en las alturas del monte Hermón, es dulce, puro y continúa recorriendo su camino tan lejos hacia el mar de Galilea. Inmediatamente al salir de Galilea comienza a recorrer las cuestas, la sal que arrastra de los bancos y la cama del río son llevados hacia el Mar Muerto o Mar de la Sal que se contamina hasta tal punto que ninguna vida existe allí. Se estima que cada año 850,000 toneladas de sal son añadidas al Mar Muerto por las aguas del río Jordán. Además, vemos la pendiente rápida del río desde lo alto en las montañas de Palestina septentrional, a lo largo de su longitud de 150 millas (93 kilómetros aproximadamente), pues tiene una profundidad de 1,300 pies bajo el nivel del mar en el Mar Muerto. Esto explica porque al río Jordán se le ha dado ese nombre, porque significa “el que desciende”.

Nota: Para el pueblo de Israél y para nosotros, el cruce del Jordán representa el paso a la tierra prometida. Una vida llena de muchos aprendisajes y de grandes conquistas.


Comparto contigo nueve frases claves de enseñanza que nos deja el cruce del río Jordan.

1.  “Muy de Mañana”. Para buscar las bendiciones de Dios debemos comenzar temprano y no tarde. Siempre debe haber un comienzo y levantarse temprano significa buscar oportunamente a Dios, estar dispuestos y listos.

2.    “Acamparon a sus orillas”. El atravesar el Jordán significaba el paso de una tierra de sinsabores a una tierra de abundancia y felicidad, pero no hay que apresurarse. Debemos mantenernos en la presencia de Dios “acampando” estacionándonos en él para esperar sus instrucciones. Aquí es donde se pone en práctica la oración, el ayuno, el estudio de la Palabra. Debemos conocer a Dios a través de estas prácticas para permitir que nuestro ser y nuestro corazón este dispuesto a escuchar y seguir sus instrucciones.

3.    “Después de tres días….” indica el momento preciso, el momento oportuno cuando ya estamos listos y descansados en Dios.

4.    Cuando vean el Arca de Dios. Cuando vemos y reconocemos la presencia de Dios en nuestra vida, es sinónimo que algo grande va a ocurrir.
5.   “Pónganse en marcha detrás de ella”.  Así sabrán por dónde ir,  pues nunca antes han pasado por ese camino. Debemos permitir que Dios actué en nuestras vidas, no podemos ir por la vida delante de Dios, porque el fracaso es seguro. La vida sin Dios es una vida de amarguras, quebrantos y de fracasos. Pero si permitimos que el vaya delante de nosotros el éxito está asegurado. La atención y obediencia a  Dios se debe dar siempre, especialmente cuando estamos por emprender caminos “que no conocemos”.

6.    Deberán,  sin embargo,  mantener como un kilómetro de distancia entre ustedes y el arca;  no se acerquen a ella”. En todo tiempo debemos mantener la distancia con Dios, es decir el respeto y la admiración. Hay personas que se creen como dioses, o irrespetan a Dios con insultos, desobediencias y maltratos. Desprecian a Dios. Cuidado con las enseñanzas de hacer tratos con Dios, quienes somos nosotros para ponerle condiciones a Dios.

7.  “Purifíquense,  porque mañana el Señor va a realizar grandes prodigios entre ustedes”. Para recibir las bendiciones y los favores de Dios debemos estar a cuentas con él. No podemos estar en pecado y queriendo recibir los favores de él. Debemos mostrar arrepentimiento y pedir perdón.

8. “Carguen el arca del pacto y pónganse al frente del pueblo”. Los líderes espirituales son necesarios. La iglesia o rebaño de Dios es tan numeroso y tan diverso que necesita de muchos pastores que los guíen. Esto también es un llamado a los líderes y dirigentes del pueblo, de la comunidad, de la iglesia. Se refiere a aquellos sacerdotes, pastores y toda persona que Dios ha escogido y levantado como líder para conducir un rebaño. El levantar el arca de Dios y ponerse frente al pueblo es símbolo de autoridad espiritual ante los demás, pero también un símbolo de humildad y obediencia ante Dios, porque el arca debe estar arriba y no abajo. El líder debe aprender a darle la honra y la gloria a Dios en todo y con todo.

9.  “Tan pronto como los sacerdotes que llevan el arca del Señor,  soberano de toda la tierra,  pongan pie en el Jordán,  las aguas dejarán de correr y se detendrán formando un muro”. Cuando la presencia de Dios se encuentra en el hogar, en el trabajo, en la familia, las aguas turbulentas que representan los problemas, las persecuciones y las asechanzas del enemigo, se detienen, y muchas veces esas mismas situaciones negativas se vuelven a favor nuestro y vergüenza para los que quieren vernos atrapados y derrotados.

Autor: Mario Gutiérrez